El Tribunal Supremo en Sentencia de 6 Nov. 2014, (CENDOJ) desestima el recurso de casación interpuesto ante la Sala Quinta del Tribunal Supremo contra la sentencia del Tribunal Militar Central, que condenó al Coronel “J” (Director) y al comandante “V” (Administrador) a dos años y seis meses de prisión por delitos consumados y continuados de deslealtad y contra la hacienda en el ámbito militar, al subteniente “D” (Inspector de cocina) a dos años y tres meses por un delito contra la hacienda en el ámbito militar y a los dos proveedores a un año y nueve meses respectivamente por un delito continuado de falsedad en documento mercantil.
El interés de la sentencia radica no
tanto en la sesuda argumentación del Alto Tribunal a la hora de desestimar el
recurso sino en su relación de hechos que evidencia cómo en ámbitos fuertemente
jerarquizados donde en ocasiones autoridad equivale a arbitrariedad (cuando no
a autoritarismo e impunidad), la existencia de una práctica fraudulenta casi institucionalizada,
una corruptela consentida y continuada es el germen fatal de comportamientos
mucho más graves.
San Hermenegildo.
La Residencia Militar de Estudiantes "San
Hermenegildo" de Sevilla proporciona alojamiento y manutención a los hijos
del personal militar que cursan sus estudios en localidades distintas a su
domicilio. Al frente se encuentra personal militar (un Director, un Administrador
y un Inspector de cocina) y civil, un Jefe de hostelería, que realiza los
pedidos con arreglo a los menús previstos, dirige la cocina, controla el
almacén y elabora la documentación de cocina, integrada por la Previsión de
productos, las Hojas de pedidos y las Hojas de recepción.
En Marzo de 2006 el nuevo Director, el
Coronel “J”, designa como Inspector de
cocina al subteniente “D” y en 2007 es sustituido
el Administrador por el comandante “V”.
Un sistema corriente y moliente.
Cada dos o tres días, vía fax, pues sólo se
dispone de un almacén pequeño, el Jefe de hostelería firma las hojas de pedidos
a los proveedores adjudicatarios mediante expediente de contratación. Los productos
recibidos se anotan en unas hojas de recepción, firmadas también por el Jefe de
hosteleria y visadas por el Inspector de cocina. Mensualmente, con el visto
bueno del Director, se efectúa una liquidación de las facturas giradas por el
proveedor a partir de los albaranes expedidos por éste último.
Corruptelas conocidas y continuadas.
Sin embargo, entre octubre de 2005 y
junio de 2008 siguiendo instrucciones de los entonces administradores y con el “conocimiento
y consentimiento de los directores”, sorpresivamente, se solicita a la empresa adjudicataria
que presente, junto a albaranes reales, otros ficticios pero igualmente firmados
por la jefa de hostelería, el inspector de cocina y el administrador emitiendo
a cambio la empresa las correspondientes facturas falsas. De modo que, al liquidarse
mensualmente, se generaba a favor de la adjudicataria un jugoso depósito
resultado de la diferencia entre las cantidades “infladas” y las que efectivamente
correspondían al importe de los productos suministrados.
Con cargo a ese depósito, la Jefa de
hostelería y el Inspector de cocina, “siempre con el conocimiento y
consentimiento del administrador y del director de la Residencia”, solicitaban
productos, que se destinaban a comidas y cenas ordinarias, a la compra de
bebidas alcohólicas o artículos alimentarios de gran calidad servidos en la
celebración de eventos extraordinarios o solemnes como la fiesta del Novato, la
cena de Navidad, la fiesta de primavera o la imposición de las becas a los
residentes.
Lo más increíble del asunto es que según
señala la sentencia “esta práctica no
resultaba desconocida para la DIAPER”, la Dirección de
Asistencia al Personal, a pesar de que trate de suavizar este comportamiento a todas luces fraudulento
señalando que “en ningún caso provocó deficiencias en la alimentación de los
residentes” o que “las fiestas y eventos
extraordinarios celebrados u organizados por la Residencia, que lo fueron, como
se vio, con cargo a los mismos créditos de alimentación, se movieron dentro de
un tono de moderación alejado del lujo extravagante y del derroche”.
Whisky, ron de reserva,
marisco, cañas de lomo, jamón y carnes selectas.
“En uno o varios momentos…de los meses de
julio, agosto o septiembre de 2008” el subteniente “D”, en connivencia con el
comandante “V” y con el Coronel “J”, retiró de ese depósito un total de 10.000
euros en productos, que el suboficial y los dos oficiales reseñados hicieron
suyo…La retirada de productos… marcó un cambio significativo en lo relativo a
la generación y destino del depósito”.
Siguiendo instrucciones del inspector de
cocina y con el conocimiento y asentimiento del director, se continuó
solicitando los albaranes falsos que ahora se habían ampliado a una segunda empresa
adjudicataria “albaranes…que eran
presentados por ambas mercantiles y, con algunas excepciones en que carecen de
firma, signados de conformidad por el subteniente “D” o por el comandante “V”. Posteriormente,
dichas mercantiles giraban facturas por los productos contenidos en tales
albaranes, que se incorporaban a las sucesivas liquidaciones mensuales de
alimentación…firmados por el comandante “V”, como administrador, y autorizados
con su visto bueno por el propio coronel director…con las cantidades que
mensualmente se iban obteniendo por medio de esas facturas y albaranes mendaces
seguía constituyéndose un depósito dinerario …Con cargo a tal depósito, …, el
subteniente David , en connivencia con el comandante “V” y el coronel “J” ,
solicitaba y obtenía .., la entrega de bebidas alcohólicas como whisky y ron de
reserva, productos alimenticios de gran calidad, como marisco, cañas de lomo,
jamón y carnes selectas y otros de consumo ordinario”. “Una pequeña parte de dichos productos fueron
suministrados y recibidos efectivamente en la Residencia. El valor de estas
mercancías asciende a un total de 20.234, 34 euros.”
En 2009, el subteniente “D”, con
conocimiento y aquiescencia del comandante y del coronel “J”, solicita, directamente…más
albaranes ficticios incorporando las
facturas a la liquidación mensual de alimentación generación el correspondiente
depósito dinerario con este proveedor y con cargo al mismo “el subteniente “D”
, siempre en connivencia con el comandante “V” y el coronel “J” , solicitó y
obtuvo de dicha mercantil productos semejantes...que en su totalidad hicieron
suyos los tres procesados citados y dedicaron a los fines que les pareció, sin
que tampoco en este caso conste que ninguno de tales productos hubiera sido
efectivamente recibido en la cocina de la Residencia, ni destinado a la
alimentación de los residentes”.
Comienzan las protestas.
Esta continua detracción del crédito terminó
por provocar una “importante y sensible disminución en la calidad y en la
cantidad de los alimentos servidos en los desayunos comidas y cenas” pues
además “por orden del subteniente…que también en esto actuaba en connivencia
con el comandante…y el coronel…se confeccionaba diariamente un número de plazas
menor que…residentes…A pesar de ello…se seguía haciendo constar un número de
desayunos, comidas y cenas igual al del total de los residentes”. Esta situación, unida a una subida de precios,
provocó finalmente protestas generalizadas en junio de 2009 con el “deslucimiento
o destrucción de instalaciones o material” (lanzamiento de un mueble incluido),
“distribución de panfletos acusando al director, al administrador y al
inspector de cocina de "ladrones" reprimidos con la expulsión de
varios residentes.
“A ti no te pagan por pensar”.
Doña “F”, encargada de las liquidaciones,
observando que con cargo al depósito generado fraudulentamente no se estaban
suministrando productos responsabiliza de ello al Inspector de cocina, subteniente “D” exponiéndolo sin éxito al administrador,
comandante “V” quien le espetó que a ella "no le pagaban por pensar",
y que el subteniente era "su brazo derecho" y que por él "daría
la vida". A finales de mayo de 2009. Doña “F” habla directamente con el
coronel “J” que, aunque la recibe solo está interesado en saber si Doña “F” "iba
a denunciar" disponiendo a continuación que no volviera a controlar los
albaranes de entrega de productos, ni el depósito dinerario.
“Cabezón nos está robando”.
Cuando el Coronel “J” cesa como director,
su sustituto, también Coronel de Infantería, recibe renovadas quejas sobre la
escasez de las cantidades de alimentos tales como "aquí nos están robando" o que "Cabezón
", apodo del Inspector de cocina, subteniente “D”, "les estaba
robando". Dispone que se efectúe diariamente la cuenta del gasto en cocina
para comprobar con estupor que “cada día dejaban de emplearse aproximadamente
300 euros del total presupuestado para alimentación”.
Además, la Jefa de hostelería, primero
ante el nuevo Director y después ante el
Secretario de la Residencia, expresa su malestar al sentirse acosada por el Inspector
de cocina, subteniente “D”, “quien le ordenaba verbalmente y con frecuencia que
pidiera productos que no estaban en el menú, productos que de entrada iban al
almacén y después desaparecían, tales como latas de cerveza, refrescos, vino
"Lambrusco", ron "Legendario", ginebra, whisky "Cardhu"
de 12 años, cañas de lomo y pescado fresco en pequeñas cantidades” .
“Si mi culo cae, cae el de más gente".
Tras la realización de una información previa ordenada por el Director se procede a la incoación militar de la causa. Durante su práctica, el Inspector de cocina, subteniente “D” afirmó que "si mi culo cae, cae el de más gente". El director aparta cautelarmente de sus cometidos como Administrador al comandante “V” y como Inspector de cocina al subteniente “D”, finalmente cesados a su propuesta.
Por su parte los suministradores, reconocen "depósitos monetarios a favor de la residencia por importe de 9.462,68 euros el primero, de los que había que deducir 3.000 euros que se habían sacado en el mes de diciembre; y de 500 euros el segundo. Ambas cantidades fueron reintegradas al erario público”.